Carlos III Fuente: Wikimedia |
Han pasado ya dos meses de calor, lluvia y, últimamente, frío desde que este grupo dedicado a la Historia de Madrid comenzó su labor. Es, además, mi segunda memoria dedicado al mismo. Voy, por lo tanto, a trasladar por escrito lo que cada miembro del grupo realizó durante la anterior semana. Lamento, sin embargo, que no todos los componentes pudiesen asistir a la reunión.
En primer lugar, Loreto nos detalló un breve resumen de sus lecturas. Además de consultar diversas páginas web para obtener datos puntuales, se centró especialmente en la lectura del libro Alcaldes de Madrid, de German Lopezarias. En él, se relata cómo el monarca ilustrado Carlos III, de la dinastía Borbón, dividió Madrid en ocho cuarteles (lo que hoy llamaríamos barrios) para mejorar la administración y control de la ciudad. Eran el de la Plaza Mayor, el de palacio, Afligidos, Maravillas, Barquillo, San Jerónimo, Aranjuez y San Francisco.
Asimismo, Carlos III promovió la realización de numerosas obras públicas con el objetivo de embellecer la ciudad, como, por ejemplo, la colocación de las fuentes de Cibeles, Neptuno, de la Puerta de Alcalá, la construcción del edificio que hoy en día alberga al Museo del Prado o el Real Jardín Botánico, entre otros. Prohibió además diversas costumbres que estaban lastrando el crecimiento de Madrid, como los juegos de envite (promocionó los deportivos) o el paso de tiros de mulas por la ciudad.
Otra de sus medidas fue la creación de un ejército regular de acuerdo a una nueva forma de reclutamiento: los quintos, que consistía en llamar a filas a uno de cada cinco mozos de los diversos núcleos habitados. Secularizó la enseñanza, hasta entonces en manos de la Iglesia, y promocionó la construcción de las Reales Fábricas (Tapices, Porcelana, Vidrio, etc).
Loreto finalizó su explicación con dos (llamémoslas así) anécdotas: gracias a Carlos III hoy en día la bandera española es roja y gualda, algo que se decidió con la intención de poder realizar una buena identificación de los navíos españoles en el mar. La otra permite comprender que la llegada de lo que actualmente conocemos por lotería, fue traído en aquel momento desde Italia, donde era llamada “beneficiatta”.
Nuestra otra compañera presente el día que ocupa a esta memoria fue Laura, que leyó El impacto de la Corte en Castilla (director: J.M. López García). De este modo nos informó de cuál había sido la diferente trayectoria de la población de Madrid y su Tierra, que se dio a partir de dos de los elementos de la crisis: la ofensiva política de la aristocracia y la depresión del mundo rural.
Así pues, el retorno de la Corte a Madrid hizo que de nuevo se produjera una inmigración a gran escala de clérigos, artesanos, nobles, burócratas y comerciantes, así como de campesinos empobrecidos que buscaban mejores oportunidades o huían de los efectos que la recesión tenía en la agricultura castellana. Esta oleada de inmigrantes del mundo rural dio lugar a un espectacular crecimiento de la Villa y Corte.
Entre 1630 y 1670 se produjo un estancamiento demográfico causado por la reducción del número de nacimientos y el ascenso de la mortalidad, ocasionada a su vez por la crisis de subsistencias, el impacto de enfermedades contagiosas y la ralentización del movimiento migratorio determinado por la recesión poblacional y la falta de oportunidades. Como resultado, la estabilización de la población madrileña se quedó en 125.000 habitantes.
Puerta de Alcalá Fuente: Wikimedia |
De esta forma, Madrid se fue transformando en una ciudad barroca en la que se crearon nuevos espacios y se modificaron los que ya había, como sucedió con la Plaza Mayor (esto ha sido desarrollado con mayor extensión en una entrada previa en este mismo blog). Asimismo, la Corte se pobló de nuevas construcciones que rompían la humilde visión de las casas de las clases populares como edificios vinculados a la Monarquía, palacios nobiliarios y conventos. Encontramos, además, el Palacio del Buen Retiro.
Con el paso del tiempo, la aristocracia madrileña decidió expandirse a lo largo del plano ocupando el arrabal bajomedieval así como ciertos ejes del Norte (Hortaleza y Fuencarral) y, más tarde, por las grandes vías del Este (Alcalá, San Jerónimo), que constituían las arterias anchas alejadas del insalubre centro.
Las remodelaciones que se llevaron a cabo en el Setecientos casi no modificaron la antigua red urbana ya que su acción estuvo centrada en el perímetro de la urbe. En cambio, el crecimiento fue frenado por la construcción de la cerca de Felipe IV y la prolongada expansión de la propiedad de la Corona, la nobleza y el clero durante los siglos XVII y XVIII que repercutieron en la vida de las clases populares.
Por su parte, a pesar del descenso demográfico del antiguo Alfoz, la trayectoria de la población rural madrileña está estrechamente relacionada con la de la Meseta.
Para terminar su brillante e informativa exposición, Laura decidió centrarse en datos demográficos de la época. Por la tanto, aunque podría pensarse que la caída de la demografía rural estaba originada por el desequilibrio entre población y recursos en tiempos de Felipe II –el límite demográfico alcanzado habría dado con el límite impuesto por las precarias posibilidades derivadas del escaso aprovechamiento de las tierras- en cambio se vio que esto no era así con los datos del Catastro del Marqués de la Ensenada. En localidades como Hortalezas, Vallecas o Vicálvaro los campesinos utilizaban más del 80% de la superficie de sus términos. Por otro lado, el nulo aprovechamiento agropecuario de lugares como El Pardo está fundamentado por la ampliación de los sitios reales tras el establecimiento de la Corte en Madrid.
Aunque sé que, dada mi condición de observador esta semana, no tengo que trasladar lo que he realizado en ella, menciono algunos de las lecturas en la sección de fuentes que me han ayudado a realizar mi entrada sobre las causas por las que Madrid fue escogida por Felipe II para ser sede de la Corte.
Sergio Guadalajara Salmerón
Fuentes:
- D. Alonso García, "Jano en Madrid, Madrid con Jano: hacia la ciudad cortesana", en Madrid en el tránsito de la Edad Media a la Moderna, coord. por Santiago Muriel Hernández, Cristina Segura Graiño, Al-Mudayna, 2008, pags. 331-348.- A. Alvar Ezquerra, Felipe II, la Corte y Madrid en 1561, Madrid, CSIC, 1985.
- S. Juliá, C. Segura y D. Ringrose, Madrid: Historia de una capital, Madrid, Alianza Editorial, 1998.
- G. Lopezarias, Alcaldes de Madrid, Madrid, El Avapiés, 1994.
- J. M. López García (dir.); El impacto de la Corte en Castilla, Madrid, Siglo XXI, 1998.
- A. Martín Gamero, Historia de la ciudad de Toledo, Toledo, Imprenta de Severiano López Fando, 1862 (Reimpresión facsímil en Toledo: Zocodover, 1979, dos vols.)
Me alegra que Laura vaya encontrando su camino.
ResponderEliminarAtentamente,