domingo, 31 de octubre de 2010

Historia de la Gran Vía

Aprovechando el centenario de la construcción de la gran vía y, al estar relacionado con mi parte del trabajo en esta asignatura la evolución urbanística de Madrid, voy a exponer un resumen de lo que fue su historia ;los motivos que llevaron a construirla , sus fines y su evolución desde la fecha de construcción hasta la actualidad.

Es indudable la importancia de la Gran Vía, ya que se ha convertido en uno de los sectores urbanos más relevantes y es una de las avenidas más importantes del Madrid actual.

El proyecto nació a principios del siglo XX con motivaciones diversas, aunque la principal fue la de dotar de comunicaciones a la próspera parte noroeste de la ciudad con el centro de la misma.

La construcción de la Gran Vía se inserta en la preocupación por conseguir una viabilidad adecuada en Madrid, que movió durante toda la segunda mitad del siglo pasado a buscar aquellos trazados que pudieran solucionar el problema que se venía planteando, dada la transformación económica y demográfica producida en el Madrid de aquellos años. Lo que instó a pensar en un ensanche de la Villa hizo que se propusieran proyectos de grandes vías que enlazaran puntos vitales dentro del casco antiguo o de éste con el ensanche.

Sería por 1886 cuando se consideró por primera vez la posibilidad de trazar una Gran Vía que tuviese su punto de partida en la calle de Alcalá frente a San José y que desembocara, al igual que todas las anteriormente proyectadas, en la plaza de San Marcial. La presentación de proyecto correría a cargo del arquitecto D. Carlos Velasco.

Este trazado de Velasco fue el último de los intentos de trazar una gran vía en el siglo XIX.


En 1897 los arquitectos municipales y Francisco Andrés Octavio Palacios fueron encargados de hacer un nuevo proyecto y en 1899 presentaron su Proyecto de reforma de prolongación de la calle de Preciados y enlace de la plaza del Callao con la calle de Alcalá. Los herederos de Velasco les acusaron de copiar el proyecto de éste, pero la acusación fue desestimada, aprobándose el nuevo plan el 2 de julio de 1901. En él se proponía la realización de la obra dividiéndola en tres tramos: Avenida A, desde la plaza de san Marcial hasta la de Callao; el Bulevar, desde Callao hasta la Red de San Luis y Avenida B, desde la Red de San Luis hasta la calle de Alcalá.

La licencia de obras fue aprobada el 21 de agosto de 1904. Sin embargo, los trabajos no comenzaron de inmediato debido a la oposición de los vecinos y comerciantes de la zona y a las dificultades financieras. En tres subastas sucesivas de obras , en1905, 1906 y 1908 , no hubo ningún postor , hasta que en 1909 se adjudicaron al banquero francés Martin Albert Silver por 29 millones de pesetas , firmándose la escritura el 19 de febrero de 1910 por el alcalde de la ciudad , Jose Francos Rodríguez.

Las obras comenzaron por fin el 4 de abril de 1910 (después de unos largos años pensando en cómo hacerla), con la presencia del alcalde, José Francos Rodríguez, el presidente del gobierno, José Canalejas, y la familia real encabezada por el rey Alfonso XIII, lo cual da idea de la importancia que se dio a la obra en su época
Comenzaba así la que se convertiría en una de las mayores intervenciones urbanísticas del Madrid de la época.

El trazado de la Gran Vía se justificaba en función de los siguientes puntos:

-Descongestionar la Puerta del Sol, centro neurálgico de la Villa y paso obligado por la disposición radial del viario.
-Restablecer comunicación entre los prósperos barrios de Argüelles y Salamanca a través del Centro.
-Hacer desaparecer calles y casas insalubres, lóbregas y antihigiénicas.
-Enlazar las estaciones de ferrocarril de Príncipe Pío y Atocha, acortando considerablemente las distancias, a la vez que se mejoraba la circulación excesiva por los sitios más céntricos

La edificación de la avenida no estuvo exenta de incidentes , debido en gran parte a la gran cantidad de estructuras para demoler y la amplia distancia que supone. Dichas dificultades para realizar este proyecto fueron debidas entre otras razones a la escasez presupuestaria del Ayuntamiento de Madrid y a la debilidad de la demanda.

Siguiendo el plan propuesto por Salaberry y Octavio, la construcción se llevó a cabo en tres etapas:



Plano del primer tramo de la Gran Vía, entre la calle de Alcalá y la Red de San Luis.


El primer tramo, entre la calle de Alcalá y la de Montera se realizó entre 1910 y 1915. Denominada en el proyecto Avenida B, recibió el nombre de calle del Conde de Peñalver, en homenaje al alcalde que firmó el comienzo de las obras. En este tramo, todos los edificios construidos dedicaban sus primeras plantas a comercio y oficinas.



Plano del segundo tramo de la Gran Vía, entre la Red de San Luis y la Plaza del Callao.

El segundo tramo, El Bulevar, entre la Red de San Luis y Callao, se realizó en los siguientes cuatro años, entre 1917 y 1922. Se denominó avenida de Pi y Margall, en recuerdo del que fuera presidente de la Primera República Española.
Se construyeron en este tramo doce manzanas nuevas, una de las cuales alberga el Edificio Telefónica, que en su época fue el rascacielos más alto de Europa.
En 1922, Horacio de Echevarrieta y Mauri se hizo cargo de las obras de construcción de la Gran Vía, en sustitución de Martín Albert Silver.



Plano del tercer tramo de la Gran Vía, entre la Plaza del Callao y la Plaza de España.

El tercer tramo fue comenzado el 16 de febrero de 1925 y se terminó en 1929 Se denominó en el proyecto Avenida A, aunque estaba pensado su nombre posterior de calle Eduardo Dato, en homenaje al que fuera presidente del gobierno.

La Gran Vía tuvo algunas modificaciones posteriormente.

Además de para servir como vía de gilimemos este-oeste de la ciudad, la Gran Vía fue planificada como punto de encuentro de los ciudadanos y como área recreativa y comercial. En estos dos aspectos, supuso un cambio en las costumbres de los madrileños, ya que albergó los primeros grandes almacenes de la ciudad, escaparates de lujo, grandes salas de cine o cafés que se harían muy frecuentados durante sus primeras décadas de vida.

Por ultimo, vamos a ver dos fotografías de la gran vía en los comienzos de su construcción y el estado actual de la misma




Comienzos de la construcción




La Gran Vía actual

Memoria de la cuarta semana

Nos encontramos en la 4ª semana de la memoria de nuestro trabajo. Tengo que decir que, desde mi punto de vista, hemos avanzado mucho ya que, cada vez son mas numerosas las entradas de mis compañeros con artículos sobre diferentes aspectos de la historia de Madrid lo que hace ver que vamos avanzando poco a poco, buscando información de diferentes libros aconsejados tanto por nuestro profesor como libros que nosotros creemos que nos pueden ofrecer mas información sobre el tema.

Y, volviendo al tema de esta semana, el pasado martes 26 de octubre mis compañeros me estuvieron comentando los temas de los que habían estado informándose. Comenzó Sergio explicándome que había estado leyendo sobre la historia de Madrid desde que esta en poder de los cristianos con el rey Alfonso VI hasta casi los reyes católicos. Después paso a comentarme sucesos que habían ocurrido en ese periodo que le habían llamado la atención. Posteriormente, siguió laura, que estuvo leyendo sobre el reinado de Isabel II, con especial hincapié en la arquitectura que se hizo en ese siglo que ha perdurado hasta nuestros tiempos. Loreto me mostró un resumen que ella hizo acerca del reinado de Carlos III y las reformas que hizo dicho rey. Hay que resaltar que en el breve resumen que me mostró viene realmente bien explicado su reinado con los hechos más significantes del mismo. Tamara no me pudo decir lo que hizo debido a que no pudo asistir a clase por estar enferma.

Por último, yo misma seguí leyendo sobre el S XVI, del que hice un articulo anteriormente, pero, en esta ocasión estuve leyendo de otras fuentes para poder informarme mas detalladamente y poder estar bien informada de dicho siglo .También leí sobre los comienzos del S XVII en el que Madrid pasó a ser definitivamente la sede de la corte, hecho importante en la historia de nuestra capital. La corte atrajo hacía sí a muchos artistas, nobles, literatos etc., que veían en esta urbe su futuro profesional como, por ejemplo, Velazquez




Además de lo dicho anteriormente, también hablamos de las mejores alternativas para informarse mas profundamente de la historia de con los libros aconsejados por nuestro profesor, y la idea , entre otras , de recorrer las calles de Madrid visitando museos y exposiciones que nos puedan abrir las puertas del camino tan asombroso como es conocer toda la historia de Madrid

Dos días después de la reunión de grupo, tuvimos una reunión con nuestro profesor, que nos ayudo a dividir el tema en partes de diferentes temáticas y que, además, abarcan periodos diferentes correspondientes a la historia contemporánea.

Para finalizar esta memoria y , al ser la primera que hago , quiero decir que para mi y ,que doy por supuesto que para mis compañeros , no significa sólo un trabajo de clase sino , una forma de aprender y adquirir cultura de una manera que , para mi , es la mejor forma de aprendizaje : Leyendo diariamente cada integrante del grupo una parte de la historia de Madrid y transmitiéndola a los demás compañeros del grupo ya que , entre todos podemos llegar a saber cual fue la historia completa de nuestra capital .


Las fuentes que hemos utilizado han sido:

Loreto: http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_III_de_Espa%C3%B1a

http://personal.us.es/alporu/historia/carlos_iii.htm

http://www.artehistoria.jcyl.es/histesp/contextos/6880.htm

Laura: Libro Historia de Madrid

Sergio: Libro Madrid: Historia de una capital

Cristina (yo misma, observadora de esta semana): Artehistoria y el libro Historia de Madrid

miércoles, 27 de octubre de 2010

Descubrimiento de América



Esta semana, a raíz del reinado de los Reyes Católicos, nombramos el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492. En ese momento me pasaron varias cosas por la cabeza: que ese tema formaba parte de los temas cortos de historia de 2º de bachillerato, cuán relevante es el hecho de tamaño descubrimiento y su posterior repercusión no sólo en la Península sino en el mundo entero, un trabajo que hice en 4º ESO –illo tempore- o el viaje que realicé hace unos años a Santo Domingo, donde no sólo vi cómo vivía la gente de aquel maravilloso y exótico país de colores mágicos y naturaleza exuberante, sino que además pude observar y transitar en persona el denominado Golfo de las Flechas. Este golfo recibe su nombre porque, cuando Cristóbal Colón llegó a aquel lugar, los habitantes de esa zona de la isla (Samaná), los indios ciguayos, recibieron al descubridor con una gran lluvia de flechas. Este ataque, a parte de causar la huída de Colón y su tripulación, constituyó el primer enfrentamiento entre nativos y europeos.

Considero que saber cosas como ésta, quizá una curiosidad irrelevante pero que ahí está, que aun siendo algo pequeño y que algunos se atreverían a etiquetar de detalle insignificante, forma parte de ese gran descubrimiento, ese magno viaje o, por qué no, aventura –¡ya lo creo! Para Colón debió ser una gran aventura- de finales del siglo XV. Pero vayamos al principio, ¿qué llevó a un hombre como Cristóbal Colón a emprender un viaje como el que realizó? De cuestiones personales no vamos a hablar pero sí de causas. El descubrimiento se debió a factores técnicos, como son el desarrollo de la cartografía, la aparición de la brújula, el astrolabio o la creación de nuevos barcos, como las naos y las carabelas, barcos que acompañaron a Colón en su travesía; factores económicos, ya que con la caída de Constantinopla (1453) en manos de los turcos se precisaba de una nueva ruta para conseguir especias; y, por último, factores ideológicos y políticos, como el deseo de extender el catolicismo más allá de los límites del reino.
Reflexionemos un momento. Éstas, como he dicho, fueron las causas por las que se emprendió el viaje a América. Puede que fueran simples casualidades que, unidas, dieron lugar al descubrimiento. Comportémonos como Sócrates con los sofistas y hagámonos preguntas que podrían echar por tierra todo lo aprehendido e interiorizado sobre historia hasta ahora. ¿De verdad era la intención del descubridor la de llegar a un nuevo continente? Ya sabemos que no, que lo que buscaba era las Indias. ¿Qué hubiera pasado si la reina se hubiera negado a financiar su viaje? Si, al llegar, todos hubieran muerto por enfermedades, en enfrentamientos contra los indígenas, etc., ¿habrían sido capaces de saber en el reino de los Reyes Católicos el descubrimiento? Algo que seguramente pocos se han planteado: ¿fueron Isabel y Fernando los primeros en conocer la noticia del descubrimiento? Curiosamente, la respuesta es negativa. Si no hubiéramos hecho el ejercicio de los sofistas, hubiéramos seguido felizmente convencidos –al no habernos planteado- de algo tan nimio que, de otra forma, hubiera condicionado no sólo los acontecimientos que trataban de la colonización en el momento, sino en el desarrollo del mundo con esa otra visión. Y es que, como he dicho, no fueron los Reyes Católicos los primeros conocedores de la noticia sino que fue el rey de Portugal. Éste, no dio demasiada importancia al hecho de ese descubrimiento al saber que no se trataba de las Indias.



Producto de la casualidad o no, sabemos que, tras la firma de las Capitulaciones de Santa Fe(1), Colón sale el 3 de agosto de 1492 del cabo de Palos con una nao (Santa María) y dos carabelas (La pinta y La niña). En este primer viaje, Colón llegó a Guanaharí (actual San Salvador), Cuba (Juana) y Haití (la Española). Tras ver el éxito de su viaje, los Reyes Católicos acudieron al papa Alejandro IV. El resultado fue la firma de la Bula Inter Caetera(2). Ante esto, los portugueses protestaron. Como consecuencia de esta protesta, se firmó el Tratado de Tordesillas (3).
En los otros tres viajes, Colón llegó a América Central y Venezuela.

A su muerte, se realizaron una serie de viajes menores y, para completar la conquista del territorio americano, Hernán Cortés se hizo con México, arrebatándoselo al Imperio Azteca (Moctezuma) donde estableció el virreinato de Nueva España; por su parte, Francisco Pizarro conquistó Perú al imperio Inca (Atahualpa) donde estableció el virreinato de Perú, al que se le unieron Chile y Nueva España.

No debemos olvidar mencionar la gran crueldad con la que los españoles –con superioridad militar y técnica- sometieron a los indígenas no sólo asesinándolos, sino sacándoles de sus costumbres y sometiéndolos al catolicismo.

Todo esto fue sólo una pequeña parte de lo acontecido que habría de venírsenos a la cabeza cuando, ya sea en clase de historia en la facultad, en el instituto, en un museo o leyendo un libro, escuchemos algo sobre el descubrimiento de América pues no fue algo que surgió de la noche a la mañana y que aún hoy en día sigue arrastrando discusiones delicadas. Asimismo, no debemos dejar de realizarnos preguntas como las citadas anteriormente ya que, si solamente dirigiéramos nuestras investigaciones –ya sean de historia como de literatura o cualquier otra materia- al mero estudio, llegarían a ser algo frío que podría perder el interés que suscitaría a alguien no interesado en el tema en cuestión hasta que no se le llama la atención con algún tipo de curiosidad que le pueda parecer cercana, como a mí me ha dado pie a crear esta entrada aquel maravilloso viaje que realicé a las tierras bañadas por el Caribe.






1. Capitulaciones de santa fe: firma que establece el nombramiento de Colón como almirante de la mar océana, virrey de todas las tierras que conquistase y que le otorgaba el derecho de obtener el 10 % de los beneficios.

2. Bula Inter Caetera: tratado con el papa que establecía como tierras castellanas las situadas a cien leguas al oeste de las Azores.

3. Tratado de Tordesillas: tratado que firmaron con los portugueses y que establecía una nueva demarcación de trescientas setenta leguas. De esta forma, podían quedarse con Brasil.



Fuentes:


http://www.elnuevoherald.com/2010/08/22/786201/los-diferentes-matices-de-republica.html

http://www.erroreshistoricos.com/curiosidades-historicas/1167-los-reyes-catolicos-no-fueron-los-primeros-en-enterarse-del-descubrimiento-de-colon-.html


Laura Esteban Araque.

lunes, 25 de octubre de 2010

Historia y origen del Madrid musulmán en la Edad Media


Restos de la muralla árabe de Madrid. Fuente: Urbanidade
Creo que fue hace aproximadamente una semana cuando David Alonso, nuestro profesor de Historia en la UCM, nos propuso algunos libros esenciales para comenzar nuestro trabajo. Entre ellos, nos propuso el titulado Madrid: Historia de una capital; de Santos Juliá, David Ringrose y Cristina Segura (Madrid, 2000, Alianza Editorial). Lo comencé a leer al día siguiente en uno de los mejores lugares en los que uno puede entregarse placenteramente a la lectura: la Biblioteca Nacional de Madrid, de la que quedé gratamente impactado. Sin embargo, ahora no me detendré en contar mi experiencia en tan insigne edificio, pues creo que eso merece otra entrada aparte, y ahora me centraré en lo que más nos interesa, que es la historia de Madrid y, más concretamente, sus primeros vagidos como ciudad.
Siempre he vivido en Madrid y, sin embargo, por el momento no puedo considerarme un experto en su Historia ya que, de hecho, desconocía numerosos datos que he podido leer en este delicioso libro. Lo que nos ocurre es que tenemos demasiado arraigados los famosísimos modelos del “Madrid de los Austrias” y el “Madrid de los Borbones”; y parece que nos quedemos ahí y en el posible origen árabe de su nombre: Magerit. Pero no sabemos nada más.
Pues bien, Madrid fue fundada en época musulmana durante el emirato de Muhammad I (852-856) con un objetivo puramente defensivo: fue construida en la Marca Media (antigua denominación andalusí de la zona central de la Península) para proteger los territorios musulmanes del sur de los ataques de los cristianos que pudieran proceder del norte y, también, para evitar una posible rebelión muladí (las poderosas estirpes de los Banu Qasi o los Banu Habil eran muladíes con gran influencia y bastante temidos por el poder central de Córdoba).
Alcázar de Madrid. Fuente: Wikimedia
Esa es una de las hipótesis de la fundación de la ciudad, pero hay otras que son igualmente válidas. Por ejemplo, puede sorprendernos la ubicación de Madrid si contaba con esa naturaleza defensiva, al cobijo de la Sierra de Guadarrama y situado en el centro de una gran llanura que estaba, además, controlada por la ya poderosa Toledo. Nada más lejos de la realidad, precisamente, la Sierra sanea el ambiente de la ciudad cuando soplan vientos favorables y, si fue fundada en el sitio en el que se encuentra, es porque esa función defensiva y militar de la que gozó desde el principio la llevó a controlar el posible avance cristiano a través de la Sierra  y, algo más tarde, una no menos probable sublevación por toda la Marca Media de la que ya hemos hablado más arriba.
Además, no es  del todo cierto que se cimentase sobre una enorme llanura , ya que los primeros edificios (el alcázar, las murallas y las primitivas viviendas) se construyeron entre el río Manzanares y una colina, por lo que controlaban formidablemente todo el entorno circundante. Por añadidura, el río le servía a la ciudad como fuente de saneamiento y abastecimiento, algo siempre difícil en las ciudades medievales. A su alrededor fueron aumentando las zonas de cultivo y regadío. Otras zonas, como El Pardo (entre otros), proporcionaban a la ciudad madera, fundamental para continuar la construcción de la ciudad y para utilizarla como combustible en invierno, y caza.
Los primeros edificios que se construyeron en la zona que ahora ocupa Madrid fueron, lógicamente los de carácter militar. Así, tras el alcázar y la almudayna, surgió la medina (el núcleo civil), probablemente a causa de la emigración de las gentes que, o bien buscaban la protección de la fortaleza, o bien querían sacar provecho de ella vendiendo allí sus productos. Hasta el califato de Abderramán III (929-961), es decir, un siglo más tarde, la primitiva Madrid no obtuvo el grado de ciudad. Para ello era indispensable el desarrollo de la medina y la construcción de la mezquita mayor, ya que hasta entonces sólo había una pequeña mezquita que atendía las inquietudes religiosas de los guerreros.
Abderramán III. Fuente: Nueva Acrópolis
A pesar de su pequeño tamaño, especialmente en comparación con la cercana y poderosa Toledo, Madrid gozó de buena fama mientras estuvo bajo poder musulmán, si bien no era muy conocida por los cronistas árabes de la época. No obstante, la notoriedad de Madrid como fortaleza era incuestionable. Simplemente me remito al historiador al-Himyari, que consideraba a la ciudad como una de las mejores fortalezas de Al-Ándalus. Sus murallas, que protegían todo el perímetro, eran de aspecto imponente cuando eran vistas desde fuera; y se ganaron también una buena reputación, pues según se decía “eran de fuego”. Esto que a nosotros puede sonarnos a una leyenda tremendamente exagerada, se ha demostrado que era cierto: los lienzos fueron construidos con piedras de pedernal, que como bien es conocido, al chocar con otra piedra o un metal, hace que salten chispas.
Con esto, ya podemos completar parte del lema de Madrid: “Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son.” La otra, referida al agua, hace alusión a la cantidad de manantiales y fuentecillas que surgían de las calles de Madrid, acompañadas también del Manzanares, algo que los musulmanes apreciaron mucho en sus ciudades (gustaban de construir estanques, albercas y cauces de agua con los que refrescarse y relajarse, tal y como aconseja el Corán). Quizás el nombre de Madrid procede etimológicamente del mayrat, palabra con la que los árabes llamaban a las conducciones de agua, tan abundantes aquí.
Durante los años y siglos siguientes Madrid siguió contando con esa función defensiva con la que había sido fundada. En el siglo X Almanzor convocaba  en ella al ejército con el que partía hacia sus razzias. En este mismo siglo Madrid sufrió dos asedios, uno frustrado del conde Fernán González, y otro de Ramiro II el 932, que llegó a apoderarse de los arrabales situados fuera de las murallas. Pronto se retiró debido a la resistencia que seguía presentando la guarnición allí fortificada.
Una vez que se establecieron los reinos taifas en el siglo XI, Madrid quedó adscrita al de Toledo y pasó a pagar los parias para evitar una invasión cristiana. De este modo, la relación entre Madrid y los reinos cristianos se fue estrechando y el carácter militar y defensivo de la ciudad, apaciguándose. Gracias a ese “pacificación”, el comercio y las actividades económicas crecieron a un enorme ritmo y, por ello, el Madrid islámico entró en su máximo esplendor.
Alfonso VI de Castilla. Fuente: Wikimedia
En oposición a este auge de la ciudad, a finales del siglo XI, los reinos cristianos del norte continuaron su avance hacia los territorios musulmanes y ocuparon todo el Sistema Central. El próximo escollo en su camino era la Marca Media, encabezada por Toledo, que hasta hacía bien poco había sido uno de sus aliados. Según se cree, Alfonso VI, el rey castellano, pactó un acuerdo con Alcadir, el de Toledo, según el cual Toledo y todas las tierras de la Marca Media se rendirían sin ofrecer resistencia a cambio de que Castilla los ayudase a conquistar el reino taifa de Valencia. Así se hizo y Madrid, entre otras muchas ciudades, pasó a estar bajo control de la corona castellana a pesar de su condición de ser casi inexpugnable.
Ya bajo el influjo de los cristianos, Madrid sufrió grandes cambios en su estructura urbana, como, por ejemplo, la consagración de la mezquita mayor en iglesia (de Santa María). También llegaron a la ciudad nuevos pobladores mozárabes procedentes del sur y otros repobladores con la intención de intentar mitigar la abrumadora mayoría de población musulmana. Para evitar posibles revueltas, se le permitió conservar sus costumbres, tradiciones, lengua y religión a cambio de que reconociesen al rey de Castilla como su legítimo señor. Esto supuso una excepción dentro de la política repobladora seguida por los castellanos hasta el momento, que habían ido sustituyendo la población de los lugares recién conquistados, normalmente rurales, por cristianos.
No obstante, tras la furiosa invasión de los almorávides, Madrid recayó en 1110 de nuevo en poder musulmán, con excepción de la almudayna y el castillo, donde con dificultad consiguió resistir la guarnición castellana. Fue Alfonso VII, el rey que posteriormente obtendría la decisiva de las Navas de Tolosa en 1212, el que consiguió recuperar los territorios perdidos alrededor del tajo, entre los que se encontraba Madrid.
La lucha entre moros y cristianos. Fuente: Cultura-Andalucía
Para evitar una reconquista musulmana de la ciudad, llegó más población desde el corazón de Castilla y se dispuso una línea defensiva en la zona sur, cuya defensa se encomendó a las Órdenes Militares, que consiguieron repeler la invasión almohade del siglo XIII.
Aunque por el momento acabaron las campañas militares para Madrid tras su integración en el Reino de Castilla, comenzaría para la ciudad un nuevo conflicto de índole territorial: la disputa con Segovia por el alfoz (la zona de influencia y expansión de una ciudad) y las tierras de la Sierra de Guadarrama, pero eso será tratado de una forma más específica en una futura entrada dedicada de nuevo a la Historia de Madrid. Desgraciadamente, bajo la nueva administración castellana, la ciudad perdió parte de esos avances culturales que habían aportado y desarrollado los musulmanes en todos los territorios que les habían pertenecido.
La Historia decidió cambiar el rumbo que había de llevar Madrid.

Sergio Guadalajara Salmerón

24 de octubre de 2010



Fuentes utilizadas: 
  • Santos Juliá, David Ringrose y Cristina Segura, Madrid: Historia de una capital, Madrid, 2000, Alianza Editorial.
  • Páginas web varias para breves consultas y para la obtención de imágenes.

viernes, 22 de octubre de 2010

Memoria de la tercera semana

Cibeles. Fuente: josemazcona (Flickr)


Tercera semana. El invierno nos recuerda que sigue ahí otro año más y parece que, día tras día, nos vamos habituando a la dura rutina de nuevo, después de ese gran verano que espero que todos hayamos pasado. Ésta es también mi primera memoria en el blog, aunque ya dejé una breve entrada a modo de introducción al mismo cuando lo creé. Por ello trataré de hacerla lo más perfecta que me sea posible, siempre pensando en esa mejoría que todos adquiriremos cuando tengamos más experiencia y maestría cuando algunas semanas más hayan pasado.

Después de aprender durante casi una hora todo lo relacionado con la conquista de Granada por los Reyes Católicos, el grupo de Madrid encargado de este blog se reunió para hablar y proponer nuevas ideas con las que mejorar nuestro proyecto. Antes cada uno resumió a los demás lo que habían leído hasta ese día de lo que habíamos asignado.

Así, Laura nos contó lo que leyó sobre el Madrid del siglo XIX, es decir, un breve panorama a modo de introducción de la ciudad a finales del siglo XVIII. También nos habló sobre la ciudad durante la guerra de la Independencia y su decisiva contribución a la misma, ya que fue precisamente en Madrid donde comenzó la contienda al manifestar el pueblo madrileño su malestar por la creciente y silenciosa ocupación que estaban llevando acabo las tropas francesas ante el vacío de poder que había en ese momento en España (Carlos IV y el futuro Fernando VII, entonces príncipe de Asturias, estaban en Bayona bajo custodia de Napoleón).

Por último, nos relató los cambios que experimentó Madrid durante el breve reinado de José I Bonaparte, hermano de Napoleón, que recibió el apelativo de “Pepe Plazuelas” tras haber ordenado derribar numerosos conventos para abrir nuevas plazas. De este modo, hizo que las calles y recovecos madrileños ganaran en amplitud, pues eran bastante estrechos casi desde época musulmana. Es reseñable también conocer que fue durante estos años cuando la Plaza de Oriente adquirió el aspecto que tiene hoy en día, pues bastantes edificios fueron borrados del mapa para ceder su espacio a la gran plaza.

Después de que Laura acabase su explicación, Loreto, a la que agradezco profundamente que me haya mandado por escrito un resumen de sus lecturas complementarios a los que yo tomé el martes, nos representó cómo era la ciudad de Madrid durante el siglo XVIII y cómo evolucionó en su condición de capital del Estado.

De este modo, durante el siglo XVIII Madrid aún carecía de una administración para el territorio circundante. El rey Felipe V creó, a escala nacional, una figura administrativa llamada Intendencia, pero eso tampoco resolvió el problema de las tierras madrileñas. La dispersión territorial y administrativa afectaba a cuestiones tan elementales como el abastecimiento de la ciudad, que en este siglo ya era la más habitada de la península.

Palacio Real. Fuente: Luis Feliciano (Flickr)
Otro problema, no menos grave, era el crecimiento imparable de la capital, que absorbía el mayor volumen de renta procedente de todo el país, mientras que las tierras madrileñas, en manos de la iglesia o de algunas familias señoriales, se iba empobreciendo cada vez más. Además, a Madrid le hacía falta estar comunicada con el resto de poblaciones, pero en ese momento los caminos confluían aún en la antigua capital, Toledo. No fue hasta el siglo XVIII, bajo el reinado de Carlos III, que Madrid se convirtió en punto neurálgico de todas las comunicaciones y empezó a transformarse, realmente, en una capital. El Madrid Imperial era una preciosa ciudad barroca de la que ha llegado a nuestros días apenas una pequeña muestra, y sin el entorno original que la embellecía más aún. Durante la época imperial, la capital tenía entre la mitad y las tres cuartas partes de su población nacida en otras provincias del Estado, lo que favorecía que la ciudad fuera un maravilloso mosaico social y cultural que se ha ido manteniendo a través del tiempo.

Tras la gran explicación de Loreto, Cristina comenzó su intervención poniéndonos al día de sus estudios del Madrid del siglo XVII, es decir, los comprendidos entre los reinados de Felipe III y Carlos II. A comienzos de este siglo Madrid perdió la condición de capital del estado durante cinco años (1601-1606) debido a la influencia del Duque de Lerma, valido de Felipe III.

Fue también durante este siglo cuando Madrid adquirió parte del aspecto que tiene hoy en día (el conocido como “Madrid de los Austrias”), aplicándose en la construcción de nuevos edificios como la Cárcel de Corte o la Plaza Mayor, proyectados por Gómez de Mora en un estilo de evidente influencia herreriana a raíz de la edificación del Escorial. No se olvidó tampoco de mencionar el gran auge cultural que hubo en aquel momento en la ciudad gracias a artistas como Velázquez, el pintor oficial de la Corte.

Cristina nos indicó asimismo que esta semana comenzaría a leer sobre el Madrid del siglo XVI. Tamara, al no poder asistir a clase, no pudo tampoco contarnos lo que había leído de su asignación.

Además de estos resúmenes, debatimos sobre qué podíamos hacer para mejorar nuestro proyecto. Así, se nos ocurrió realizar distintas visitas temáticas a Madrid, como por ejemplo al Madrid de los Austrias o al de los Borbones, incluyendo paradas en la emblemática Plaza Mayor para detenernos en la Oficina de Turismo central de la ciudad para así poder obtener más información que podamos aprovechar en nuestro trabajo.

Vista de Wyngaerde. Fuente: Wikimedia
Otras ideas que tuvimos fueron dedicar un capítulo especial (y quizás otra futura visita) al Rastro, fundamental para poder entender la historia de Madrid; o irnos al Museo de Madrid para empaparnos en directo de su Historia. Además, hemos pensado que sería posible dedicar otro capítulo a la evolución de Madrid a través de todo tipo de mapas y fotografías, como la Vista de Madrid, de Wyngaerde.

Hemos acordado también ir a la biblioteca de la Facultad de Historia de la Complutense para examinar la sección de libros especializados en Madrid que allí tienen e investigar la figura de los diversos héroes que ha tenido la ciudad a lo largo de su larga historia.

Finalizo aquí la memoria de la tercera semana, abrigando la esperanza de haberla realizado de forma correcta y adecuada. Todo lo que he referido ha sido irremediablemente resumido, pues de otro modo habría sido muy difícil no sobrepasar una extensión acorde con la condición que tiene un blog como éste.

Sergio Guadalajara Salmerón

22 de octubre de 2010

Fuentes utilizadas:
Laura: Historia de Madrid, Antonio Fernández García.
Loreto: Carlos III, Madrid y la Ilustración, Equipo Madrid (varios investigadores de la UAM)
Cristina: Wikipedia
Sergio (aunque sea el observador): Madrid: Historia de una capital, S. Juliá, D. Ringrose y C. Segura.

jueves, 21 de octubre de 2010

Hechos trascendentales de la historia de Madrid en el siglo XVI

La primera mitad del siglo XVI fue, en gran parte, la del reinado del emperador Carlos I, coronado tras la muerte de su abuelo materno Fernando. Aumentó por toda Castilla el descontento y la desconfianza hacia el nuevo monarca extranjero, y hacia sus ministros y consejeros. Principalmente en respuesta a los nuevos impuestos determinados por éste.

La Guerra de las Comunidades afectó también a la vida de la Villa, dividiendo en bandos a la población.

Aunque parte de la Villa se había levantado contra Carlos I, otra le había permanecido fiel, con lo que era difícil aplicar a Madrid algún tipo de castigo, prácticas a las que por otro lado, no fue nunca muy proclive el emperador.

Por otra parte, el crecimiento urbano de Madrid fue evolucionando cada vez mas.

Dicho crecimiento, se había operado siempre en dirección a levante, dadas las mejores condiciones del terreno, y ya en época de los Reyes Católicos, los límites del caserío llegaban a la Puerta del Sol por el oriente, a la Plaza de la Cebada por el sur, y a la Plaza del Callao por el norte.

Las licencias de construcción no cesaban, y en tiempos del emperador, los límites de Madrid abarcaban ya una superficie considerable. Se habla de ciertas puertas, que no debieron tener ningún empaque arquitectónico, siendo más bien grandes portalones de entrada y salida, unidas a un tapial o cerca modesto.

En 1550, cuando reside de nuevo Carlos I en el Alcázar de Madrid, ordenóla ejecución de importantes reformas, arquitectónicas y decorativas, que hicieran del viejo y destartalado castillo un palacio más acorde con los tiempos del Renacimiento.

A lo largo de su reinado, se han llevado a cabo numerosas fundaciones religiosas y monacales, que alejan, por su número y calidad, cualquier impresión de que la Villa fuese, en el siglo XVI, un lugar mísero y mezquino.


Hechos importantes que tambien se pueden destacar en este siglo son los siguientes:

El rey de Francia, Francisco I, es hecho prisionero en la batalla de Pavía, en 1525 por las tropas imperiales, y trasladado a Madrid, donde se hallaba el emperador. Después de varios meses, se firmó la llamada Concordia de Madrid, en 1526, volviendo Francisco I a Francia, aunque dejando dos hijas en Madrid en garantía de cumplir lo pactado.

Dos años después, en 1528, el emperador convoca Cortes en Madrid, para jurar Príncipe de Asturias al futuro Felipe II.

En 1556, tras la abdicación del Rey Carlos I, Felipe II es proclamado Rey, en lo que se convertiría en el periodo de mayor apogeo de España.

Felipe II se asentó en Madrid, que se convirtió en la nueva capital del imperio en 1561 y Castilla paso a convertirse en el centro de su reinado.

En 1588 , el rey envió a la Armada Invencible para intentar conquistar las Islas Británicas, pero este intento acabó por convertirse en una de las derrotas más sonadas de España. Este hecho significó el principio del declive del imperio español.

lunes, 18 de octubre de 2010

"Coronada la Villa de Madrid"


"Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son, ésta es mi insignia y blasón"(Lema de la Villa en sus orígenes)


El escudo de la ciudad de Madrid es un símbolo muy conocido por todos nosotros ¿pero cuántos saben el origen de dicho escudo? ¿A qué hace referencia? ¿Por qué un oso y un madroño?

Ya en tiempos de Alfonso VIII las tropas madrileñas ostentaban como enseña la figura de un oso pastando, porque parece ser que en la época de la Edad Media los campos madrileños estaban bien abastecidos de osos. De hecho la abundancia de este animal está registrada en varios documentos como por ejemplo en el Libro de Montería del rey Alfonso XI donde se dice: “Madrid, un buen lugar de puerco y oso”. Este emblema propio de Madrid es el comienzo de lo que será su escudo.

Con el tiempo se añadió al lomo de este oso pasante siete estrellas en las que, algunos historiadores han querido ver una alusión a la constelación de la osa mayor. Por lo que en este caso no hablaríamos de un oso, sino de una osa. Y durante bastante tiempo el escudo fue éste: un oso pastando con siete estrellas sobre su lomo.

El escudo actual (que data de 1967) está compuesto por un oso (u osa) apoyado sobre un madroño, siete estrellas y la corona real. Esta imagen hace referencia a un pleito (el cual duró 20 años) que hubo entre el Concejo y el Cabildo, en el siglo XIII, por el disfrute del monte y las tierras de pasto de los alrededores de Madrid hasta la sierra. Finalmente llegaron al acuerdo de que la villa de Madrid se quedaría con todos los pies de árbol y la caza, mientras que el Cabildo eclesiástico se quedaría con todos los pastos. Para sellar en condiciones este acuerdo y que quedase en memoria de todos, se estableció que el escudo de la villa llevaría, aparte del oso (empinado al tronco para indicar la posesión de pie de árbol), el añadido de un árbol. Y, por otro lado, el escudo del Cabildo llevaría también un oso pero paciendo en los pastos.
Fue en 1554 cuando el emperador Carlos I distinguió a la ciudad de Madrid otorgándole la corona real en el escudo. Dicha corona se dibujó sobre la copa del árbol, y así estuvo durante bastantes años. Sin embargo en el siglo XVII la corona se cambió a la zona del blasón.

Ahora bien, ¿Por qué se dice que el árbol del escudo es un madroño? Investigaciones recientes de varios historiadores, botánicos, geólogos…etc. demuestran que en esta zona de Madrid no hubo madroños (al menos no en abundancia), pero si predominaba un especie autóctona del lugar llamada almez, que también tenía frutillas rojas. Otros historiadores apoyan la idea de que el rey de armas (funcionario público a quien estaba encomendado el registro de los blasones) que pintó el escudo no se detuvo a reproducir una especie determina, sino que pintó un arbolito con frutos rojos que se distinguieran bien.

Fuera cual fuese el motivo, lo cierto es que el Ayuntamiento de Madrid viene sembrando desde hace algún tiempo, en El Retiro y otros jardines, el madroño, para de este modo apoyar la tradición.



Loreto Castilla Fernández.

domingo, 10 de octubre de 2010

Memoria del trabajo. Semana 1


Esta es la primera entrada del blog referente a la memoria del trabajo. Aún es simplemente un embrión, una idea que, poco a poco, va desarrollándose. El pasado miércoles día 6 de octubre fue propuesto entre el grupo el tema del que podría tratar el trabajo: la historia de Madrid. A todos nos pareció buena idea ya que es algo cercano a nosotros, donde vivimos, estudiamos, nos movemos día a día, etc. y que, además, es parte de nuestra historia. Como ya he dicho, es simplemente una idea que va tomando forma poco a poco, por lo que no sabemos aún muy bien cuántos siglos abarcaremos. El otro día, además, comenzamos a repartir de forma aproximada lo que pensamos que va a tratar el trabajo para, en la próxima clase, tener un primer panorama y ver cómo subdividirlo, qué buscar, qué no y cómo, al final del todo, poder montar el trabajo.
Hasta ahora, hemos buscado cierta información en diversas fuentes, a saber Madrid Oculto 1, Marco y Peter Besas, ed. La Librería, 5ª edición; Madrid Oculto 2, Marco y Peter Besas, ed. La Librería; y en páginas web como http://es.wikipedia.org/wiki/Madrid#Origen_del_nombre


Nuestra idea es poder ir en persona a investigar, cámara y cuaderno en mano, no sólo en las bibliotecas sino todos los sitios que han sido protagonistas en la historia y que, además, lo serán en nuestro trabajo.

Siento que esta primera memoria sea tan breve, pero crece de la mano del trabajo que acaba de comenzar.


Laura Esteban Araque.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Introducción a la asignatura.

Hoy hemos estrenado blog y, prácticamente, asignatura.

La historia no tiene por qué tratarse solamente de una investigación o estudio serios, sino que consideramos que, como materia de aprendizaje, puede verse de manera diferente a la habitual. De esta forma, nos permitimos adjuntar este vídeo sobre las monarquías en España a lo largo de la historia: desde los Reyes Católicos hasta la actualidad como viene determinado en el programa de la asignatura.
Hagamos un breve repaso:
El árbol genealógico de la Familia Real comienza en el siglo XV, con Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Su descendiente fue Juana I, que contrajo matrimonio con Felipe I el Hermoso. Tras ellos, Carlos I que abdicó en Felipe II; entonces, Felipe III, cuyo heredero fue Felipe IV y después, Carlos II el hechizado. Ya en el siglo XVII llega desde Francia el primer Borbón: Felipe V. Sus hijos fueron Luis I, Fernando VI y Carlos III; tras éste, Carlos IV. En 1789 estalló la Revolución Francesa siendo rey Fernando VII. Tras reinar José I Bonaparte –recordad las abdicaciones de Bayona- volvió Fernando VII y, en vez de un hijo varón, tuvo una hija: Isabel II. Por ello, el monarca abolió la Ley Sálica permitiendo, de este modo, que reinara una infanta –lo que desencadenó conflictos, como las Guerras Carlistas. Tras un breve reinado de Amadeo I de Saboya, reinó Alfonso XII, cuyo sucesor fue Alfonso XIII. Habiendo reinado, pasó a ser el monarca don Juan, hasta el actual Rey: Juan Carlos I.


Como he dicho, es un breve repaso ya que es solamente la introducción. ¡Esperamos que os guste el vídeo!





Fuentes: www.youtube.com, http://www.casareal.es/
Laura Esteban Araque.

Nacimiento del nuevo blog

Plaza Mayor. Fuente: R.Durán (Flickr)


Año 2010. Comienza nuestra andadura en la universidad y, precisamente, éste es nuestro primer trabajo y blog. A lo largo de estos cuatro meses que tenemos por delante Cristina, Laura, Loreto, Tamara y yo, Sergio, trataremos de ampliar nuestros conocimientos sobre la evolución de Madrid y también ser de ayuda para todos aquellos que decidan visitar el blog, que esperamos que sean multitud.

Aún tenemos que terminar de cerrar varios asuntos referentes al trabajo, e incluso, los siglos que abarcaremos en nuestra investigación, pero esperamos poder finalizarlo y haber realizado una buena tarea que no sólo nos servirá para sacar una buena nota en la asignatura, sino también para que, cuando en el futuro paseemos por las calles de Madrid, poder conocer cuál fue su origen y evolución.

Sólo así nos daremos por satisfechos.


Sergio Guadalajara Salmerón