miércoles, 12 de enero de 2011

Los primeros bombardeos sobre Madrid.


En agosto se produjeron simulaciones de ataques aéreos sobre Madrid que produjeron nerviosismo en la población madrileña, los enemigos del régimen trataron de reproducir la táctica de “paqueo” (disparar sobre los soldados) para sembrar la alarma.

A las 3 y cuarto de la madrugada del 27 de agosto, Madrid conocía por primera vez un bombardeo real.

Un avión enemigo sobrevoló a gran altura sobre diferentes partes de Madrid, pero en otras partes de la capital como Cuatro Caminos y Tetuán sobrevoló sólo a 200 metros.

El avión arrojó proclamas para que los milicianos entregaran sus armas en los cuarteles. Luego fue a los aeródromos de Cuatro vientos y Getafe, arrojando tres bombas en cada uno. Se produjo la primera muerte de un soldado por bombardeo en Madrid.

El Ministerio de la Guerra se refirió a los bombardeos con el fin de alertar a la población y

atacar a las bases aéreas.

Debido a esta situación, se dieron unas normas que los ciudadanos debían seguir eran que no podían salir a la calle si no era para buscar refugio y se prohibió el uso de los fusiles debido a su ineficacia.

El día 28 de agosto, a las 12 menos cuarto de la noche se produjo otro ataque aéreo. El avión arrojó en la plaza del Castelar dos bengalas seguidas de dos bombas. Otras dos bombas cayeron sobre un local socialista, donde se destruyeron dos coches y hubo 16 heridos.

El día 29 la UGT daba unos consejos para los vecinos madrileños para que hicieran frente a los bombardeos.

  1. La creación de un comité que se encargara de requisar y habituar las cuevas o plantas bajas de los inmuebles para que sirvieran de refugio.
  2. Linternas en lugar de encender las luces de las escaleras.
  3. Destacar hombres para que se encargaran de apagar las farolas de la calle.
  4. Dejar las puertas y ventanas abiertas pero apagando las luces y bajar de forma ordenada por las escaleras.

El 31 de agosto el ayuntamiento dio el visto bueno a las recomendaciones pero dio más recomendaciones sobre todo, refiriéndose a la luz, la luz en las calles debía ser indispensable, no habría carteles luminosos y los tranvías lucirían con una luz especial.

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